Muchos son los mitos que se han tejido alrededor de los números que identifican las referencias del portafolio de PEUGEOT, que en sus inicios incluyeron solo fue hasta el Salón del Automóvil de 1929 cuando la marca decidió incorporar el cero a su nomenclatura.
Hay quienes aseguran que esta particular forma de dar un nombre a cada serie tuvo su origen en el orificio en que se insertaba la manivela para dar arranque al motor, pues éste contaba con un número en dos de sus extremos, que al ser visto de izquierda a derecha conformaba una cifra de tres dígitos. Este agujero que fue asumido como un cero, hizo que el PEUGEOT 629, como abreviatura del 6cv1929, fuera bautizado como PEUGEOT 201, lo que creó un hito de la industria y sentaría las bases de las denominaciones de la marca del león. Al 201, del que se produjeron 142.309 unidades y el cual fue clave para la supervivencia de la marca durante la Gran Depresión, le siguieron el 301 en 1932 y dos años más tarde el 301 y 601, dando lugar a la primera gama de modelos de la firma francesa. Además de ser el origen de uno de los sistemas de nomenclatura más antiguos en el sector, el Peugeot 201 aportó importantes innovaciones en la forma de concebir, diseñar fabricar y vender automóviles.
Sin embargo, la historia de la manivela es apenas una de las tantas que hacen parte de la leyenda, pues cada número que identifica a PEUGEOT cumple un propósito específico. Lo cierto es que, aunque el primer dígito hace alusión al tamaño del vehículo y el tercero a la generación a la que pertenece, el cero siempre estará en el centro como un homenaje a esa trayectoria circular que debía seguir la legendaria palanca y al vínculo perfecto que une las características de cada modelo. Las generaciones más exitosas bajo esta numeración fueron sin duda la 4 y la 7.
La constante innovación de la marca llevó a duplicar el cero del medio para diferenciar aquellos modelos inéditos como el PEUGEOT 1007 o el 4007. Sin embargo, estos dos dígitos se transformarían con el paso del tiempo para acompañar la llegada en 2008, de nuevas siluetas del portafolio y girar hasta convertirse en el símbolo del infinito, ese que da cuenta de la visión de una marca que avanza hacia el futuro y crea lazos indestructibles para hacer posible lo imposible.
Pero no solo el doble cero es un ícono en las matemáticas de PEUGEOT. El crecimiento en el número que identifica la generación se detuvo en el ocho con modelos tan emblemáticos como el 208, 308 y 508, ligando este dígito al poder, la energía y la realización. Continuando con los relatos que construyen la leyenda, algunos atribuyen este concepto a la cultura china, para la cual el 8 es sinónimo de buena suerte pues su pronunciación se asemeja a la palabra que define la riqueza y la prosperidad, mientras que otros lo relacionan con un comienzo, con la justicia y la equidad. No obstante, la teoría más certera apunta hacia la divina proporción, esa corriente que, basada en la simetría, señala al 8 como el número perfecto.
Hoy, el 00 y el 8 se unen para hacer alarde de la perfección con su gama de SUV de la que hacen parte las exitosas PEUGEOT 2008, 3008 y 5008, que no solo ostentan los números más emblemáticos de la historia de la marca, sino que llevan dentro de sí, la fuerza, el poder y la visión de quien no se detiene y busca una conexión permanente con el futuro.