Bajo el slogan “Alimentos inocuos, mejor salud”, impulsado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se celebra el mes de la Inocuidad de los Alimentos, fecha en la cual se invita a tomar conciencia y a desplegar acciones orientadas a identificar, prevenir y gestionar los riesgos asociados a alimentos en mal estado o contaminados con bacterias, virus, hongos, entre otros.

Según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), cada año hay alrededor de 600 millones de casos de enfermedades relativas a alimentos no inocuos y cerca de 420.000 personas fallecen en el mismo periodo y por la misma causa; identificando además que son las personas en situación de pobreza y vulnerabilidad, las más afectadas por esta problemática.

Bajo este contexto, vale la pena destacar que, para la industria agroalimentaria, tanto la ciencia como la tecnología, han sido importantes aliados en este propósito de poner a disposición de los Latinoamericanos y Caribeños un amplio portafolio de bebidas inocuas, potables y con los más altos estándares de calidad.

Desde la industria de alimentos y bebidas, en particular, se ha propendido por la puesta en marcha de acciones que contribuyan con la seguridad de los alimentos que llegan a manos de los consumidores. La principal apuesta del sector se ha basado en entregar al mercado productos sometidos a altos estándares de calidad en su procesamiento, llevando así a la mesa del consumidor bebidas de excelente calidad, inocuas y aptas para diferentes requerimientos nutricionales y estilos de vida.

Sin perjuicio de la reactivación económica, la tarea continúa. Desde el sector agroalimentario son perceptibles aún las consecuencias de la crisis generada por la pandemia de COVID-19; lo que ha repercutido en una serie de disrupciones en las cadenas de producción, distribución y comercialización de alimentos. Valoraciones de la ONU revelan que, con respecto a otras latitudes, el hambre en América Latina y el Caribe tuvo el aumento más drástico entre 2019 y 2020, llegando a 59,7 millones de personas, su punto más alto desde el año 2000; mientras que 267 millones de personas padecieron inseguridad alimentaria moderada o grave. Lo anterior significa que los retos por afrontar también se encaminan hacia la distribución amplia de alimentos y bebidas inocuas, además de garantizar su estabilidad y seguridad a lo largo de las cadenas de transporte y hasta el momento en que son preparados y/o consumidos.

En tiempos de crisis, como los que se viven actualmente es urgente atacar de raíz estas problemáticas, y en este contexto el procesamiento moderno adquiere un papel relevante, puesto que es mediante este que se logra calidad, fortificación de los alimentos y bebidas de consumo masivo para combatir la malnutrición en diversos países. 

Al interior de la industria de bebidas aprovechamos esta fecha para resaltar el valor del procesamiento ligado a la calidad. Es una fecha para ratificar nuestro compromiso por poner a disposición de los Latinoamericanos y Caribeños un amplio portafolio de bebidas inocuas, potables y con los más altos estándares de calidad, esto de la mano de los cientos de miles de profesionales que trabajan en este propósito humano: Ingenieros de alimentos y químicos, microbiólogos, expertos en calidad y nutricionistas, por mencionar algunos.” afirma Santiago López, director ejecutivo del Consejo Internacional de Asociaciones de Bebidas (ICBA) para América Latina y el Caribe.