El 5 de abril llega a la programación de la Cinemateca de Bogotá la coproducción colombo costarricense Objetos rebeldes, dirigida por Carolina Arias Ortiz. Este documental habla sobre uno de los fenómenos culturales más famosos de Costa Rica, unas misteriosas esferas de piedra que se convierten en una poderosa metáfora sobre la relación con la muerte y lo eterno, permitiendo así, enfrentar la ausencia a través de los objetos.


Carolina Ortiz, directora y guionista de la película, regresó a su país atraída por la casa de su infancia, después de una década de vivir fuera de sus fronteras, y ansiosa por conectarse con su padre, tras ser diagnosticado con cáncer de páncreas. Simultáneamente, mientras enfrenta la noticia de la enfermedad de su padre, conoce a Ifigenia Quintanilla, una arqueóloga experta en las esferas de piedra quien se ha encargado de investigar el gran enigma arqueológico de la nación. 

La cinta le permite al espectador realizar un viaje de misterio a través de los matices a blanco y negro que la cineasta decidió usar, conociendo detalles de la vida misma, el hermoso entorno natural, las enigmáticas esferas y otros objetos de piedra que pueden o no revelar sus secretos. Este recorrido autobiográfico le permite a Ortiz, relatar los intentos de acercamiento a su origen y que caracterizan su regreso a casa, y crea un soporte emocional, un objeto que es utilizado para preservar su memoria. Las imágenes de archivo, las fotos familiares y la reconstrucción de un jarrón antiguo familiar que un arqueólogo hace, son actores invaluables del documental.

“En esta película «la memoria de los objetos es más larga que la memoria humana que está limitada por la mortalidad». Sin embargo, es la mirada la que interpela, la que devuelve la vida al objeto. Es la mirada -y no el objeto- la que visita el pasado y lo actualiza. Nuestras historias se encuentran. Quizás en algún momento nuestros padres, el de Carolina, el de Ifigenia, el mío, caminaron en la misma calle de San José y miraron de reojo la piedra esférica que adorna algún edificio gubernamental. Una roca que llegó antes que ellos y perdura después de su partida como testimonio silenciado de algún origen común aún por inventar”. Nos cuentan la antropóloga y cineasta, Ifigenia y Carolina.