Hablar de mujeres que debían pedir permiso para opinar o descalzarse para ingresar al trabajo, hoy no solo produce indignación sino sorpresa e incredulidad. Pero sucedió e hizo parte de las páginas de indignidad a las que fueron sometidas las mujeres en Colombia y contra las cuales lucharon hasta ganarse el reconocimiento de la sociedad.

Situaciones como no poder votar ni acceder a la universidad, o educarse solo para desempeñar labores domésticas; hasta poder ser golpeadas por el suegro o encerradas y que se les negara la alimentación, eran comunes a comienzos del siglo XX. Peor aún, todavía hoy existen episodios lamentables de maltrato hacia ellas.

Es parte de lo que se podrá ver en la serie Mujeres sin derecho y al derecho, coproducción de Señal Colombia y Cinex, que hace parte del Mercado de Coproducción de RTVC. Está compuesta por seis capítulos que se emitirán semanalmente cada viernes a las 9 de la noche, a partir de este 29 de octubre, como antesala al Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer, que se conmemora el 25 de noviembre.

El documental fue dirigido por Verónica Posada Galindo, con Norma Villarreal como asesora de contenidos. Juntas revisaron durante diez años los sucesos históricos que marcaron las transformaciones sociales, políticas, económicas y culturales de las mujeres en Colombia. Verónica, la directora, no alcanzó a ver el proyecto terminado, falleció el 6 de julio de este año cuando se realizaba la edición de la serie.

En los seis capítulos de media hora cada uno, se habla de educación, economía, ruralidad, política y no más violencia. La serie recorre 100 años de luchas y avances a favor de la equidad, la democracia y la inclusión de las mujeres y se reconoce a aquellas que han emprendido esta lucha, entre ellas campesinas, líderes, poetisas, politólogas y activistas reconocidas en todo el país por sus logros.

Mujeres sin derecho y al derecho, con una perspectiva histórica, política y de género, muestra cómo a través de múltiples esfuerzos y propuestas expuestas en medio de tabúes, críticas y resistencias, las mujeres colombianas han venido conquistando una valoración digna y las posibilidades constitucionales para participar dentro de los procesos sociales y políticos, que vienen dando forma y legitimidad a la democracia colombiana.