Durante la pandemia es importante adaptar nuestros hábitos de higiene y estilo de vida, asegurando una protección eficiente ante la Covid-19, pero minimizando los riesgos que desencadenan reacciones adversas en la piel  y que, a su vez, podrían empeorar los brotes de dermatitis atópica, una enfermedad cutánea inflamatoria, crónica y recidivante caracterizada por un ciclo de picazón y rascado intensos, que conduce a erupciones dolorosas que afectan la calidad de vida de los pacientes.

De acuerdo con la doctora Natalia Hernández Mantilla, dermatóloga y una de las autoras del libro “Dermatitis atópica, Conceptos actuales” que recientemente fue lanzado en Colombia, “La prevalencia de la dermatitis atópica es una de las más altas en cuanto a enfermedades dermatológicas de tipo inflamatorio se refiere, afectando a hombres y mujeres por igual. Se calcula que el 60 % de los casos se presentan durante el primer año de vida, el 70 % de los pacientes mejora antes de los 16 años y una proporción de ellos persiste hasta vida adulta, y otros inician su enfermedad siendo adultos”. 

Aunque se desconoce la causa exacta de la dermatitis atópica, se cree que está involucrada una combinación de factores genéticos y ambientales. Hasta el 40 % de los pacientes tiene antecedentes familiares de la enfermedad. Usualmente los pacientes que la padecen pueden tener reacciones cutáneas positivas para alergia, sin embargo, no es causada directamente por estas. Entre los factores que pueden empeorar los síntomas de la enfermedad se encuentran los ambientales y climáticos, los químicos y sustancias, hábitos de estilo de vida y el estrés emocional.

“La enfermedad genera un gran impacto sobre la calidad de vida de los pacientes y, sin duda, esta les desafía enormemente durante la pandemia, cuando se ven expuestos a factores que podrían empeorar su condición como el excesivo lavado de manos, el cual causa una alteración en la capa más superficial de la piel, pérdida de los lípidos (grasas) y un aumento en la permeabilidad de la dermis que normalmente actúa como una barrera y nos protege frente a agentes externos; el material irritante de algunos tapabocas (lana y fibras sintéticas); y el confinamiento que puede ser difícil y aumentar el estrés, la ansiedad o los síntomas depresivos”, señala la doctora Hernández.

En efecto, la dermatitis atópica puede afectar casi todos los aspectos de la vida de una persona, siendo una carga que persiste todos los días. Según una encuesta global de pacientes con DA, el 85 % de los encuestados experimenta picazón que les provoca dificultad o alteraciones para conciliar el sueño. Asimismo, muchos sienten vergüenza, aislamiento social o acoso, lo que conlleva a la frustración, ansiedad, ira y depresión.

De esta manera, la enfermedad impacta psicosocialmente a las personas. Por ejemplo, el 38 % de los pacientes informó que la DA afectó su decisión de no seguir una educación o aceptar un trabajo. Otro estudio calcula que muchos de ellos pierden un promedio de 5.8 días de trabajo cada seis meses, debido a su condición de salud.

Afortunadamente, aunque no existe cura para la dermatitis atópica, se ha avanzado en tratamientos, los cuales reducen la picazón, inflamación y número de brotes en la piel. “Luego de más de una década, estas personas cuentan hoy con innovadoras alternativas terapéuticas que transforman radicalmente el estándar de su cuidado, brindándoles esperanza y una mejor calidad de vida”, así lo indica la experta en mención en su nuevo libro. 

Finalmente, para contrarrestar los efectos de la pandemia sobre la salud de la piel de los pacientes con dermatitis atópica, algunos expertos recomiendan reforzar el cuidado con el uso de emolientes para mantenerla hidratada siempre; reducir el riesgo de sensibilización y alergias al utilizar productos libres de fragancias e hipoalergénicos; utilizar guantes para realizar labores domésticas; consultar debidamente al especialista, así sea a través de telemedicina; realizar actividades de relajación como practicar algún deporte o hacer ejercicios en casa, pintar, leer, etc.; buscar apoyo emocional e intentar mantener una buena salud mental durante estos meses.