El mareo por movimiento, conocido como cinetosis, es una experiencia desagradable que se desencadena al exponerse a movimientos repetitivos, como girar en círculos o cambiar de dirección constantemente, ya sea en una carretera con demasiadas curvas o en el balanceo de un barco en alta mar, y puede arruinar esos momentos de diversión durante los viajes y vacaciones.
“La cinetosis se produce debido a una discrepancia entre la información que reciben nuestro cerebro, oídos y ojos, los cuales son responsables del equilibrio, junto con el sistema propioceptivo, que comprende los receptores en músculos, tendones y articulaciones” afirma Leonardo E. Ordóñez otorrinolaringólogo adscrito a Colsanitas
El experto explica que mientras los ojos pueden percibir un movimiento específico durante el viaje, el laberinto vestibular en el oído interno no coincide con esta información, lo que provoca desequilibrio y náuseas. Además, el sistema propioceptivo no detecta el movimiento del cuerpo, exacerbando aún más la sensación de malestar.
Adicionalmente, se cree que el malestar estomacal que provoca el mareo tiene un propósito evolutivo, interpretando el mal funcionamiento de los sentidos del equilibrio como una posible intoxicación o envenenamiento. Además, activa el sistema nervioso autónomo, encargado de controlar las acciones involuntarias, afectando el ritmo cardíaco y la digestión.
Es por ello que Ordóñez presenta consejos para prevenir o aliviar el mareo por movimiento:
- Contrario a la intuición, cerrar los ojos durante el viaje no disminuye la sensación de mareo, sino que puede empeorarla al bloquear uno de los sentidos responsables del equilibrio.
- Es recomendable tomar un medicamento anticinetósico aproximadamente media hora antes del viaje, ya que actúa en las regiones del cerebro que reciben las señales del oído, amortiguándolas.
- Fijar la mirada en un punto fijo puede proporcionar una referencia visual constante, reduciendo el conflicto visual-vestibular y aliviando los síntomas.
- Para combatir el mareo a largo plazo es clave acostumbrar al organismo a los estímulos disímiles que lo provocan.