En Colombia, los picos por COVID-19 tienden nuevamente a aumentar de la mano de la temporada invernal, la cual también incide sobre los casos de resfriado y gripe común que están generando confusión sobre el estado de salud de la población. De acuerdo con el Instituto Nacional de Salud (INS), hasta la última semana de mayo se reportaron 2,74 millones de atenciones por consulta externa y urgencias a causa de infecciones respiratorias agudas (IRA). Lo anterior, significó un incremento del 62,3% de atenciones en comparación con la misma semana del 2021.
Ahora bien, de acuerdo con News in Health es natural que se complejice identificar cuál virus se ha contraído puesto que el resfriado, la gripe común y el COVID-19 son infecciones víricas que afectan al sistema respiratorio y, por tanto, pueden tener síntomas clínicos muy similares, que incluyen fiebre, tos, cansancio, dolor de garganta, nariz mocosa o congestionada, dolores musculares y dolor de cabeza.
La forma de transmisión se asemeja puesto que estos virus se propagan a través de gotas respiratorias liberadas al hablar, estornudar o toser, y, además, también pueden propagarse si una persona toca una superficie infectada y procede a tocarse la boca, la nariz o los ojos.
En temporada invernal, los virus de influenza A y B suelen circular en Colombia y generar picos estacionales. En el escenario actual, en el que los casos por COVID-19 también siguen en aumento, es posible que se haga aún más difícil diferenciar si un cuadro respiratorio es COVID o no.
Algunas diferencias
Sin embargo, como lo indica la Clínica Mayo hay algunas diferencias en los agentes causales: la gripe es causada por virus de la familia de la influenza; el resfriado puede ser causado por rinovirus, adenovirus, virus respiratorio sincitial y parainfluenza, entre otros; y el COVID-19 por SARS-CoV-2, de la familia de los coronavirus. Los síntomas de COVID-19 generalmente aparecen de 2 a 14 días después de la exposición, mientras que los síntomas de la gripe generalmente aparecen entre 1 y 4 días después de la exposición.
En temporada invernal o de lluvias, la influenza estacional tiene mayor incidencia en la población puesto que la propagación toma fuerza por lo que es necesario tomar las precauciones correspondientes. Además, también preocupa el aumento de casos de COVID-19. Por eso la inmunización juega un rol clave, ya que las vacunas adecuadas pueden ayudar a gestionar la respuesta inmune correspondiente, aliviando los síntomas y reduciendo las posibilidades de que evolucionen, por ejemplo, a neumonía o Síndrome Respiratorio Agudo Severo. Al mismo tiempo, buscar la atención de los profesionales de la salud es necesario para tomar decisiones terapéuticas correctas sobre cada caso y prevenir posibles complicaciones.
“El desarrollo del sector salud ha hecho posible que a la fecha se pueda contar con pruebas diagnósticas que pueden determinar la presencia de virus específicos como el SARS-CoV-2, la influenza A y B, rinovirus, adenovirus, virus respiratorio sincitial y parainfluenza, entre otros, y, por ende, se convierten en la guía más apropiada para direccionar hacia el tratamiento adecuado. Ahora la invitación a la comunidad es a no bajar la guardia y a mantener los cuidados necesarios dentro y fuera del hogar, de modo que los cambios climáticos representen los menores riesgos posibles para la salud”, cierra Hélida Silva, directora de Asuntos Médicos para Latinoamérica en Siemens Healthineers.