Las complicaciones renales, cardiovasculares y visuales causan cada vez más preocupación en los pacientes diagnosticados con diabetes. Un estudio realizado por Ipsos, Bayer y la Sociedad Latinoamericana de Nefrología e Hipertensión (SLANH) en Brasil, México, Colombia y Argentina evidenció que este tipo de patologías afectan entre el 30 % y el 50 % de los pacientes con Diabetes Mellitus tipo 2 (DM2).
La presencia de altos niveles de glucosa en sangre, común en la diabetes, no solo afecta la producción de insulina, sino que también puede provocar o agravar otras afecciones como la hipertensión arterial. Esta, por ejemplo, constituye un factor de riesgo, puesto que reduce el flujo sanguíneo hacia los riñones, los cuales dependen de un suministro adecuado de sangre para filtrar desechos y líquidos.
“Los niveles elevados de azúcar en sangre provocan daños al revestimiento de los vasos sanguíneos y aumenta su permeabilidad, permitiendo la filtración de líquidos y la acumulación de sustancias en órganos tan importantes como la retina. Con el tiempo, la falta de flujo de sangre genera vasos sanguíneos frágiles, propensos a romperse, provocando hemorragias y poniendo en riesgo la visión de manera paulatina” afirmó Silvia Rey, asesora médica senior para temas cardiorrenales en Bayer.
Se estima que aproximadamente un tercio de los pacientes con DM2 desarrollarán nefropatía diabética, una enfermedad renal crónica (ERC) relacionada con la resistencia a la insulina y la disminución de su producción en el páncreas. En Colombia, en 2023, se reportaron 200.182 nuevos casos de esta enfermedad lo que representó un incremento del 74,46 % en comparación con 2022, un aumento de 5 veces de casos de esta patología en estadio avanzado.
Un estudio publicado en 2023 por el journal BMC Diabetology & Metabolic Syndrome, y realizado por investigadores de la Universidad Tecnológica de Pereira (UTP), demostró que el 80 % de los pacientes no son diagnosticados con enfermedad renal en etapas tempranas, limitando su acceso a tratamientos oportunos. Asimismo, se estima que solo el 10 % de los pacientes con problemas renales y el 14 % con problemas cardíacos reciben tratamiento, lo que está ligado, entre otras, a la ausencia de síntomas evidentes, la falta conciencia sobre la importancia del seguimiento y la necesidad de una atención integral y coordinada entre diferentes especialidades médicas para abordar estas complicaciones de manera efectiva para prevenir su progresión.
El Estudio también evidenció que los enfoques médicos que se aplican en el país se han centrado en controlar los niveles de glucosa, colesterol y presión arterial para reducir los factores de riesgo en los pacientes con diabetes. Sin embargo, subsisten necesidades en términos de acceso a tratamientos nefro protectores completos.
“El receptor de mineralocorticoides, ubicado en los riñones, es como un «interruptor» en el cuerpo que controla la cantidad de sal y agua que retenemos. Cuando este «interruptor» se activa demasiado, el cuerpo retiene más sal y agua de lo necesario, aumentando la cantidad de sangre y subiendo la presión arterial. Con el tiempo, este exceso puede desequilibrar los minerales en el cuerpo, además de generar una cascada inflamatoria, dañando los vasos sanguíneos y otros órganos como el corazón y los riñones. Esto aumenta el riesgo de desarrollar hipertensión y problemas cardiovasculares que, además, pueden afectar la salud de los ojos.”, señaló la Dra. Rey.
Con relación a la salud visual, la escasez de oftalmólogos y optómetras, así como la falta de instalaciones y equipos adecuados, dificulta el diagnóstico temprano y el tratamiento necesario, que se suma en muchos casos los altos niveles de pobreza en el país y la limitada capacidad económica de los pacientes para costear consultas médicas y tratamientos.
Para abordar de manera efectiva estos desafíos que enfrentan los pacientes con diabetes es vital eliminar las barreras de acceso a especialistas y tratamientos innovadores, especialmente en áreas rurales. La escasez de oftalmólogos y equipos adecuados obstaculiza el diagnóstico temprano de complicaciones como la retinopatía diabética y la enfermedad renal crónica, lo que no solo afecta la salud individual, sino que también impone una carga económica significativa al país.
Adoptar un enfoque integral y accesible también es crucial para prevenir tanto la pérdida de visión como el deterioro renal, garantizando así que los pacientes con diabetes reciban la atención que merecen y mejoren su calidad de vida, mientras se alivia la presión sobre el sistema de salud colombiano.