El Museo Panóptico de Ibagué se vistió de gala para descubrir su más reciente colección: Villarrica, en la que Diego rinde homenaje al amor por sus raíces tolimenses, utilizando los colores, la luz y la arquitectura del pueblo para crear prendas que evocan su espíritu, uniendo pasado y presente para vestir a quienes buscan, además de moda, una historia con alma. Su enfoque está lleno de sensibilidad, destacando el trabajo hecho a mano y el cuidado por los detalles, lo que lo ha consolidado como un referente en esta industria.
Para Diego Guarnizo, presentar por primera vez una colección en su tierra natal, el Tolima, representa un sueño hecho realidad y una profunda conexión emocional con sus raíces. Es un momento cargado de significado, ya que no solo vuelve al lugar que lo vio crecer, sino que también tiene la oportunidad de rendir homenaje a su cultura, su historia y su gente a través de su arte.
“Villarrica es una oda al pueblo que vio nacer mis sueños, una colección donde el color y la luz se entrelazan como los recuerdos más queridos”, asegura el diseñador, quien tomó entre otras fuentes de inspiración, los vibrantes vitrales de las iglesias del Tolima, reflejando la magia que ocurre cuando la luz del sol toca los cristales de colores, creando paisajes llenos de vida y emoción. Las calles y paisajes de ese municipio, la tranquilidad y el calor de su gente también iluminaron a Guarnizo en la construcción de esta colección que no deja de lado las montañas y naturaleza exuberante que lo rodean.
Materiales textiles reciclados en tercer uso y algodones mezclados con cáñamo, dan vida a cada prenda que refleja el respeto por el ambiente y el deseo de reducir el impacto ecológico de la moda. Además, la colección destaca por su énfasis en el trabajo manual y artesanal, apoyando a comunidades locales y generando empleo para artesanas colombianas.